PESADILLA ANTES DE NAVIDAD
Si el Betis todavía está a tiempo de redactar la carta a los Reyes Magos, debería tomarse su tiempo, pensar bien en sus necesidades y recordar a sus Majestades que hubo épocas del año en las que fueron muy buenos, algo totalmente distinto a lo que sucede por las últimas fechas. Tras caer derrotados por la mínima ante el Almería, los verdiblancos tendrán que poner con negritas y bien subrayados, los puntos que pasan de largo en el Benito Villamarín.
La última cita del año estaba marcada en el calendario. Un rival de la misma zona de la tabla, la afición llenando las gradas y la ilusión por bandera marcaba una previa que terminó en drama. Sólo cuatro minutos después, Paulao desvió el chut de Azeez desde fuera del área y una vez transcurridos los noventa, aparecieron los lloros sobre el césped del estadio bético. Salva Sevilla y Juan Carlos, entre otros, mostraron lo que ahora mismo es el Betis, impotencia y desesperación en todos los estamentos del club.
Testigo de tanta preocupación fue el Almería. Con él no iban los problemas y sólo había motivos para la alegría una vez instalado fuera de los puestos de descenso de forma provisional. Por delante en el marcador, Esteban se encargó de cerrar su portería, sus compañeros de la defensa en aflorar los problemas goleadores del Betis y el resto de jugadores de frenar, en la medida de lo posible, las llegadas locales que se encadenaron durante más de ochenta minutos.
En el plano deportivo, lo cierto es que los hombres de Garrido no tuvieron una mala actuación. Juan Carlos, quien mandó un disparo al larguero, y Vadillo abrieron el campo, Matilla puso balones envenenados a balón a parado y Rubén Castro trató de rematar de todas las posiciones y situaciones. El canario no estuvo acertado, como tampoco lo estuvo un Jorge Molina que probablemente, tendrá pesadillas con Esteban durante estas navidades.
A estas alturas, el Almería vivía de las rentas que le daba el afortunado gol y de la intensa defensa, algo que pudo flaquear en cualquier momento ante la falta de posesión en el bando visitante. Francisco jugó con fuego demasiado tiempo, tardó en realizar los cambios para dar aire a los suyos y a pesar del flaco favor que le hizo Óscar Díaz al mandar un balón a las nubres cuando sólo tenía que empujar el cuero para marcar, terminó con tres puntos más en el bolsillo.
Garrido también movió el banco. Salva Sevilla, Juanfran y Nono saltaron al césped desde la banda, pero no evitaron que se agravera una crisis que empieza a tener difícil solución. Quizá, Garrido, más allá de cambiar tácticas o jugadores, deberá empezar por arreglar las cabezas de los suyos. No estaría mal que tomara nota de lo conseguido por Franciso en Almería...
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