Ni vencedores ni vencidos
En el fútbol hay que ganar, pero cuando eso es imposible puede no estar mal no perder. Eso ocurrió en el Villamarín. El Betis fue incapaz de superar al Lyon, el hueso del grupo, y tuvo que conformarse con un punto para comenzar su viaje por el continente. No hubo daños, tampoco víctimas, ni siquiera goles en un partido que no pasará a la historia.
El encuentro acabó como empezó. La balanza no se movió ni con las carreras de Cedrick, que fue una mosca cojonera para los franceses. En sus piernas pudo estar el partido, pero tropezó por no pensar con la cabeza. Pudo elegir mejores opciones en zonas de remate. Sí funcionaron Nosa y Salva Sevilla, aunque no era noche para tirar cohetes. El palo, y Anthony Lopes, que la tocó, le sacaron al nigeriano la mejor ocasión del partido.
Pepe Mel buscó aire fresco en Europa y rotó el equipo. Algunos no entenderán la decisión, pero el entrenador sabe que se lo puede permitir. Tiene fondo de armario y con esa ropa pudo ganar al Lyon, clásico de las últimas Champions que ha retrocedido en el mapa.
El partido no fue brillante. Reinaron las imprecisiones en dos equipos a los que les gusta jugar rápido. El Betis lo intentó con Cedrick y Vadillo, pero el OL se tenía la lección bien aprendida. Cortó las alas del avión bético y Lopes no tuvo que utilizar los guantes hasta el último minuto de la primera mitad, cuando Cedrick se olvidó de que en el fútbol hay compañeros. No vio a Nosa cuando el Villamarín estaba soñando con ese pase de la muerte.
Grenier y Salva Sevilla, la luz en la oscuridad
Las mejores líneas las dibujó el Lyon a balón parado, siempre en las botas de Grenier, que es como el Guadiana pero toca la pelota con estilo. Así pudo marcar Umtiti, sin embargo, dirigió mal un remate de cabeza que pudo cambiar el guión establecido del empate inicial.
Las mejores líneas las dibujó el Lyon a balón parado, siempre en las botas de Grenier, que es como el Guadiana pero toca la pelota con estilo. Así pudo marcar Umtiti, sin embargo, dirigió mal un remate de cabeza que pudo cambiar el guión establecido del empate inicial.
El partido se fue abriendo según se iba acomodando la Luna. Lo agradeció Salva Sevilla, ya en el campo, para imaginar y ejecutar los pases que necesitaba el Betis. Se pudo ganar, pero también se pudo perder. En fin, que a veces es mejor conformarse con lo que uno tiene. Ya llegarán las noches alegres.
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