Nosa era el hombre que rompía las líneas del rival, el que originaba las opciones de peligro más importantes para los verdiblancos, y un pase suyo en profundidad a Rubén Castro lo estrelló el canario en el portero. Aunque la más clara fue la de Juan Carlos, que erró inesperadamente en el mano a mano ante Varas. El Celta se fue estirando y aprovechó el bajón del Betis para dar un par de sustos a Adrián por medio de su hombre más peligroso, Iago Aspas. El gallego intentó una vaselina muy lejana que se marchó desviada, y un tiro escorado que desvió Adrián con algún apuro. La balanza se podía desnivelar para cualquier parte, pero el Betis debía ofrecer algo más para llevarse los tres puntos.
Tardó diez minutos el técnico del Betis en la segunda mitad en retirar del campo a un lastrado Nosa, que afectado de Pubalgia, fue el mejor de los verdiblancos. En su lugar entró Salva Sevilla. El Betis necesitaba más velocidad en la circulación de balón para intentar sorprender a un equipo que estaba encerrado y juntando mucho sus líneas. No tardó en entrar Vadillo en lugar de un desafortunado Juan Carlos. Un disparo centrado de Salva Sevilla era lo más peligroso hasta el momento.
Y al fin, llegó la ocasión para el Betis de romper el 0-0 inicial. Chica se interanaba por la banda derecha, ponía un balón al punto de penalti y Rubén Castro aprocehaba un resbalón de un central visitante para batir a Javi Varas. Le estaba costando sudor y mucho esfuerzo, pero ya estaba por delante. Sólo restaba aprovechar que el Celta tenía que ir a tumba abierta porque el resultado era nefasto para sus intereses. Mario, tocado del tobillo, era sustituido por Paulao.
El propio Rubén Castro dispuso de una doble ocasión cinco minutos después, pero su disparo se estrelló en el cuerpo de Varas y, el rebote del mismo, en el poste derecho. También la tuvo clara el Celta, en una falta al segundo palo que remató sólo Augusto y obligó a hacer una gran parada a Adrián. Para colmo de males en los visitantes, y buenas noticias en los locales, el asistente decidía anularle un gol legal a Túñez. Entraba el encuentro en un manojo de nervios, donde el Betis, por delante en el marcador, parecía no saber templarlos. El partido era un correcalles en el que el conjunto verdiblanco no sabía parar los tiempos. Pabón pudo acabar con el sufrimiento, pero su disparo se marchó escorado.
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