"No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de ellos contra el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos."

Hermann Hesse

Fotografía: Marta Linares


Es normal que se confundan, que se distraiga e incluso que no se llegue a entender. Es normal que las mentes más perversas intenten comparaciones odiosas y casi inimaginables (: bienaventurados los ignorantes). Es normal el daltonismo, la palabrería e incluso el desplante… Es normal la ceguera. Es normal que desde la televisión, o desde el plasma del bar todo quede con un aire onírico, desenfocado, casi irreal… Como un sueño mal recordado. Pero que poco a poco se irá haciendo cada vez más tangible, más real. Conforme te acercas al campo, al inconcluso templo de bendiciones verdiblancas, todo parece ir más deprisa. Como en un galope sostenido, que aporta ese extra que otros grandísimos equipos del mundo ya quisieran, si quiera rozar. Una afición como pocas en el mundo, una fé irremediable y anclada en el centro del pecho justo, traspasando el corazón… llegando a ese finísimo velo que guarda el alma... 11 gramos de alma guerrera, de lucha incesante, de descaro y desparpajo andaluz universal...

Hay algo más grande en el mundo que nacer bético??

Chesco Reyes

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domingo, 5 de diciembre de 2010

NUMANCIA 1 - BETIS 2

El equipo verdiblanco jugó con uno más 3/4 partes de un partido que nunca llegó a controlar
UN BETIS HELADO SACA UN BOTÍN DE 3 PUNTOS DE SORIA
La fragilidad defensiva a balón parado provocó no sólo el gol, sino muchos aprietos

Ni el frío, ni la nieve, ni el tridente, ni nada. En Soria, lo único reseñable del Betis, fue que, sin merecerlo tanto, se llevó para el zurrón tres nuevos puntos, y pase lo que pase en la jornada de hoy, la distancia con sus perseguidores se mantendrá, eso sí,  con un partido menos.
Sacó de inicio Pepe Mel el ya conocido como tridente atacante, con Emaná, Rubén y Molina. Los tres, en momentos puntuales y muy importantes a la postre, fueron claves. Esto en el aspecto ofensivo. Pero el tridente, como el resto del equipo, no funcionó muy bien. Ofreció el Betis muchas dudas, sobre todo en defensa y a balón parado. En Cartagena el segundo gol llegó en un saque de esquina que pilló a la zaga despistada. Error que costó, al menos, un punto. En Soria, la sangría pudo volver a repetirse. De hecho, el gol de los Numantinos llegó en el minuto 9 en una jugada ensayada (y bien ensayada) en una falta lateral desde la izquierda, botada por Barkero en la que Nano se desmarcó de su par y prácticamente desde el punto de penalti remachó el balón hacia las mallas. La defensa bética volvió a quedar en evidencia en jugadas de estrategia.
Antes del gol, el Numancia ya pudo adelantarse en el marcador con dos grandes ocasiones, sobre todo una de Barkero que falló en boca de gol y dentro del área de meta tras una gran jugada personal de Cedric que llegó a línea de fondo para dejar en bandeja a su compañero el remate. El balón golpeó con violencia el travesaño cuando lo más fácil, muy fácil, era marcar. El Betis, ante la avalancha ofensiva del Numancia, encontró un oasis y también mandó al palo un disparo de Emaná tras una buena pared. Hasta el minuto 22, el Numancia era dueño y señor del partido, de balón y del marcador, llegaba bien arriba, por ambas bandas.
Sin embargo, en el 22’ una buena contra liderada por Emaná  desde la izquierda cambiaría, no sólo la suerte del partido, sino del resultado. El pase del camerunés lo recibió en el área Molina, que, de espaldas a la portería controló, aguantó el balón ante su par, se revolvió perfecto y cuando se disponía a rematar, Pavón lo arroyó desde atrás realizando un penalti clarísimo. Además, el defensa vio la tarjeta roja directa. Sin discusión. El penalti lo transformó Emaná. El Betis jugaría con uno más tres cuartas partes del partido. Pese a todo, en la siguiente jugada volvió el equipo verdiblanco a mostrar sus carencias, de nuevo, defendiendo jugadas de estrategia.  Nano cabeceó sólo desde el área de meta pero el balón salió centrado y Goitia puedo despejarlo.
La superioridad numérica de ambos equipos tan sólo se vio reflejada en el segundo gol de Betis. Jugada desde la derecha, centró de Isidoro, el balón los despeja hacia su propia portería un defensa, el portero se la quita de encima como puede  y ese rechazo, le cae justo al más listo de la clase, Rubén que, a puerta vacía marcaría su golito de todas las tardes y que a la postre fue decisivo para la victoria bética. Pudo el Betis haber roto definitivamente el encuentro en esa inercia  ofensiva que provocó verse con un jugador más. Pero el árbitro, en un hecho sin ninguna explicación, anuló un gol a Rubén Castro justo un segundo después de que señalase el centro del campo dando el gol. El canario, encima fue amonestado.
La segunda parte sirvió, por enésima vez, para evidenciar y para que los defectos defensivos del Betis salieran a relucir. Con uno más, el conjunto verdiblanco no tuvo el control del esférico, no dominó el encuentro y se limitó a esperar que el tiempo pasara. El Numancia seguía haciendo daño en jugadas a balón parado y disparos lejanos, siempre repelidos por Goitia. Los balones en largo de los Numantinos siempre creaban incertidumbre a la defensa bética, que echó en falta la contundencia demostrada de Miki Roqué. El bagaje ofensivo del Betis en la segunda parte se limitó a un par de buenas contras hiladas entre Emaná y Rubén Castro.
Gran resultado, tres puntos más que servirán como los que más para conseguir el objetivo a final de temporada. Sin embargo, la fragilidad defensiva, la pérdida del control de los partidos (sobre todo en superioridad numérica) deben ser mejorados, porque, no siempre va a estar Rubén Castro ahí…
LO MEJOR: Los tres puntos en el difícil campo de Los Pajaritos. El Betis vuelve a remontar un partido. El trabajo de Rubén Castro.
LO PEOR: Defender las jugadas a balón parado, el equipo muestra muchas carencias y muchas dudas en las jugadas de estrategia de los rivales. Con uno más durante 3/4 partes del partido, el Betis apenas se adueñó del balón y nunca tuvo el partido ni el resultado a su favor controlado.

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