MÁLAGA 3 - 2 BETIS

Cruel desenlace en Málaga con un Betis con dos caras

El Betis no está bien y necesita enlazar un par de victorias si quiere abandonar la zona peligrosa de la clasificación. En Málaga no estuvo bien, pero no mereció tanto castigo. Hizo una pésima primera parte pero se marchó con vida gracias al gol de Verdú. En la segunda parte sí fue mejor y empató otra vez rápido a través de Jordi Figueras en otra jugada a balón parado. Incluso tuvo ocasiones para hacer el tercero y Undiano Mallenco no pitó un claro penalti a Vadillo. Pero el desenlace fue cruel. Ya en el tiempo de descuento Samuel hizo el tercero y mandó por tierra todo el esfuerzo realizado durante la segunda mitad. Demasiado castigo para un equipo que hace muchas cosas mal, pero al que tampoco acompaña la suerte. Se hunde en la tabla el Betis y el puesto de Mel ya peligra.  

Inexplicable. No hay otra palabra. Cierto es que hay muchas bajas, pero no se entiende cómo un equipo puede cambiar tanto en tres días. Ante el Levante ni mucho menos jugo bien el Betis, pero sí es cierto que demostró tener garra y le puso muchas ganas para revertir la situación. Nada de eso ocurrió con el Málaga durante la primera mitad. El cuadro de Mel salió dormido, como viene siendo costumbre, y desde el primer instante el cuadro local se hizo con el dominio del esférico. Jorge Molina pasaba inadvertido arriba mientras sus compañeros llegaban tarde a todas las aciones. Cierto es que los malagueños no crearon peligro, pero sí dieron la sensación en todo momento de estar más cerca del gol. Las bajas y el rendimiento de los que jugaron hacían pensar en lo peor, y no tardó en confirmarse con una jugada que viene a resumir lo que es en estos momentos el Betis. Roque Santa Cruz tocó dos veces el balón con la cabeza dentro del área pequeña para adelantar a los locales sin que ningún defensa le pusiera oposición y con Andersen metido debajo del larguero. Se ponía otro partido en contra y lo ofrecido hasta el momento no daba para pensar que se podía revertir la situación. Pero por fin apareció Verdú. Su aportanción en lo que va de temporada está siendo nula, pésima, pero en una falta demostró su calidad. Vadillo fue derribado al borde del área y el fichaje estrella de este verano marcó un auténtico golazo de falta directa. El tanto le dio algo de alas a los verdiblancos, le sirvió para que dieran un paso hacia adelante, pero el resultado no se movió más. 


Tras el descanso sí cambió más la película, aunque primero hubo un gran susto con el golpe que recibió Perquis y que provocó que fuera trasladado al hospital en ambulancia inconsciente. Luego llegaron los mejores momentos del Betis, saliendo de atrás, pero en un nuevo error defensivo tras sacar un córner, Eliseu hizo el 2-1-. El repligue fue nefasto y otra vez se le ponían las cosas en contra a los verdiblancos, aunque de nuevo aparecería una jugada a balón parado para darle vida a los de Mel. Casi sin tiempo para que el Málaga celebrar el segundo tanto, Jordi Figueras remató de cabeza a la perfección una falta lateral. Volvía a haber vida. El momento en el que más. Porque Vadillo entonces sería el protagonista de varias jugadas de ataque. Primero falló solo tras hacerse un autopase. Y luego fue objeto de un claro penalti por parte de Sergio Sánchez, que Undiano Mallenco no pitó. El canterano se echó el equipo a la espalda y lo intentó una y otra vez, siendo con diferencia el jugador más peligroso del Betis, pero no tuvo fortuna en la elección de la última acción. Los cambios se sucedieron entonces y Mel dio entrada a Steinhöfer y Cedrick en busca de la última reacción, aunque también es verdad que el Málaga lo intentó a la contra y que Andersen tuvo que aparecer para sacar un mano a mano. El partido estaba completamente loco en esos instantes y cualquier cosa podía ocurrir. Y así fue. Con más ocasiones del Betis, con varias bastantes claras, se llegó al tiempo de descuento, momento en el que el cuadro local hizo el tercero en una contra a través de Samuel. El empate le servía a los béticos para abandonar la zona de descenso, posición que continúa ocupando y que pone a Mel en una situación muy peligrosa. 

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