"No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de ellos contra el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos."

Hermann Hesse

Fotografía: Marta Linares


Es normal que se confundan, que se distraiga e incluso que no se llegue a entender. Es normal que las mentes más perversas intenten comparaciones odiosas y casi inimaginables (: bienaventurados los ignorantes). Es normal el daltonismo, la palabrería e incluso el desplante… Es normal la ceguera. Es normal que desde la televisión, o desde el plasma del bar todo quede con un aire onírico, desenfocado, casi irreal… Como un sueño mal recordado. Pero que poco a poco se irá haciendo cada vez más tangible, más real. Conforme te acercas al campo, al inconcluso templo de bendiciones verdiblancas, todo parece ir más deprisa. Como en un galope sostenido, que aporta ese extra que otros grandísimos equipos del mundo ya quisieran, si quiera rozar. Una afición como pocas en el mundo, una fé irremediable y anclada en el centro del pecho justo, traspasando el corazón… llegando a ese finísimo velo que guarda el alma... 11 gramos de alma guerrera, de lucha incesante, de descaro y desparpajo andaluz universal...

Hay algo más grande en el mundo que nacer bético??

Chesco Reyes

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Saludos en verdiblanco

martes, 15 de mayo de 2012

BETIS 2 - 2 BARCELONA




CONSUMATUS EST

- Montero desquició a Dani Alves, desde el primer minuto lo estuvo dejando en evidencia, y el exsevillista perdió los cables y fue expulsado tras una fea, muy fea, acción contra el ecuatoriano.

  2 - 2  





Tres semanas le sobraron al Betis para conseguir el objetivo de la temporada, justo el tiempo que le faltó al Barcelona para poder continuar su pelea por revalidar el campeonato de Liga. Tres semanas, 21 días que llevaron la tranquilidad al Villamarín y una sensación de frustración a nivel de títulos al Camp Nou. Con un césped rasurado y un Betis con ganas de seguir su guión de toda la temporada, jugando al fútbol de toque y al pie, sevillanos y culés cerraron el curso con un curioso choque.
Ilusionante a momentos, vistoso a ratos y eléctrico en tramos largos, Guardiola no pudo sacar buenas conclusiones para la final de Copa ante el Athletic. Bueno, algo sí. Si fuese justo con el curso de Alves, el brasileño no debería estar en el equipo inicial de ese trascendental choque. Por su pasiva actitud y su falta de equilibrio y responsabilidad parece que el brasileño ha dimitido desde hace muchos meses. Pide a gritos irse de vacaciones y esperar el momento de saber qué deciden sobre su futuro. Tiene contrato con el Barcelona, cierto, pero si alguna entidad multimillonaria llama a las puertas del Camp Nou pidiendo por cuánto podrían comprarlo, igual le toca encargar a una casa de mudanzas que le empaquete sus pertenencias, él hacer las maletas y comenzar una nueva vida lejos del día a día azulgrana.
Mientras el Barça estuvo con once y Alves estuvo centradito, las cosas fueron bien para los de Guardiola. Volvió Xavi a la zona ancha y comandó con comodidad, tras quince días reposando. Los culés hicieron volar la bola en la primera parte, pero en la segunda fue Beñat el que se la quitó y la jugó con criterio. En tres minutos, ya con Alves en la ducha, los verdiblancos aprovecharon dos balones a la espalda de la retaguardia culé para superar a Valdés y poner en peligro que el catalán conquistase el premio Zamora. Un balonazo en largo de Dorado fue resuelto por Rubén Castro con una vaselina; luego, una mágica triangulación fue finiquitada por el canario (16 en Liga) a la izquierda de Valdés. El Villamarín se caía. Parecía el colofón perfecto a un año en la que habían plantado cara a los grandes y habían quedado invictos ante el Sevilla, su eterno rival.
El preferido. Guardiola lo miraba todo desde el banquillo, tristísimo por la actitud de Alves, pero convencido de que su equipo, pese a ser un choque intrascendente, acabaría con la actitud de estos últimos cuatro años: peleando hasta el final. Messi tiró una falta al palo justo antes de que Keita, uno de los preferidos de Guardiola, lograse con un cabezazo un empate que no valía para nada. El centro fue de Montoya, un canterano que no se complica la vida y que quiere aprovecharse del cable pelado de Dani Alves.
as.com

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