"No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de ellos contra el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos."

Hermann Hesse

Fotografía: Marta Linares


Es normal que se confundan, que se distraiga e incluso que no se llegue a entender. Es normal que las mentes más perversas intenten comparaciones odiosas y casi inimaginables (: bienaventurados los ignorantes). Es normal el daltonismo, la palabrería e incluso el desplante… Es normal la ceguera. Es normal que desde la televisión, o desde el plasma del bar todo quede con un aire onírico, desenfocado, casi irreal… Como un sueño mal recordado. Pero que poco a poco se irá haciendo cada vez más tangible, más real. Conforme te acercas al campo, al inconcluso templo de bendiciones verdiblancas, todo parece ir más deprisa. Como en un galope sostenido, que aporta ese extra que otros grandísimos equipos del mundo ya quisieran, si quiera rozar. Una afición como pocas en el mundo, una fé irremediable y anclada en el centro del pecho justo, traspasando el corazón… llegando a ese finísimo velo que guarda el alma... 11 gramos de alma guerrera, de lucha incesante, de descaro y desparpajo andaluz universal...

Hay algo más grande en el mundo que nacer bético??

Chesco Reyes

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Saludos en verdiblanco

viernes, 16 de septiembre de 2011

El MANQUE PIERDA




El Manque Pierda, Filosofía de Vida


La afición del Betis es conocida internacionalmente por el fervor y la fidelidad que profesa a 
sus colores. El rasgo más distintivo que define la filosofía de los seguidores del club es una vieja leyenda que se gestó en los años más difíciles de su existencia: el manquepierda. El espíritu de este lema radica en un elemento definitorio de la personalidad como es el orgullo. El aficionado bético tuvo que soportar durante los años cuarenta y cincuenta una situación deportiva lamentable, ya que un equipo que había sido campeón de Liga tuvo que tomar en 1947 el desafortunado camino de la tercera división.

Presionado social y deportivamente, el bético reaccionó con la sabiduría tan peculiar que emana de esta tierra del sur. Fue el momento de adherirse con más ilusión a un equipo que, fuera ya de cualquier elemento de juicio deportivo, dio paso a la creación de toda una forma de entender la vida. El mito del manquepierda no supondrá sin embargo una actitud derrotista ante las situaciones. Al contrario, el manquepierda no es ni más ni menos que el renacimiento de algo en desfase en el día de hoy: el apoyo a una institución en los momentos más delicados de su historia.

Este espíritu acabó generando una idea que ha perdurado a lo largo del tiempo para dar un carácter único a la afición del Betis. Desde entonces, la hinchada verdiblanca representó todo un ejemplo de fidelidad para cualquier club y su fama es conocida en toda España y buena parte del extranjero.


La vergüenza, la dignidad y la lucha sin desmayo fueron las armas de unos hombres para mantener viva la entidad. Lo que se forjó es un auténtico mito capaz de perdurar a lo largo de los años.

Con el condimento esencial del manquepierda el carácter de la afición del Betis se ha constituido en uno de los pilares de la entidad.

Sin ningún tipo de parangón, el bético se crece ante las adversidades y es un ejemplo único de dignidad. El manquepierda nació de un orgullo herido, pisoteado por unas terribles circunstancias. Como consecuencia, ha provocado en el seguidor del Betis una confianza perenne en el equipo. Se alegra con sus victorias -inconmensurable el júbilo tras la consecución de la primera Copa del Rey- y soporta las derrotas con sentido de la deportividad y una fidelidad a prueba de bombas.

Casi mezclado con el estoicismo, ser del Betis no significa sólo la pertenencia a un club de fútbol. Los béticos casi nacen béticos. No se trata únicamente de ser aficionado al fútbol o de animar a un equipo en concreto, ser del Betis es amarlo, dejarse arrastrar en un torbellino para lo bueno y lo malo, es sentimiento.

Los ejemplos que a lo largo de la historia ha dado la afición son muestra de una militancia cercana al fanatismo, pero nunca manchada con las deleznables gotas de violencia y radicalismo que desgraciadamente impregnan el comportamiento de algunos sectores en otros clubes.

La adhesión a la filosofía que representa el Betis es compatible incluso con no ser aficionado al fútbol. A algún individuo puede no gustarle el deporte más importante del planeta y ser seguidor del Betis.

Con la peculiaridad como cordón umbilical, a golpe de sufrimiento y de vejación, de alegría, pasmo, admiración, sorpresa,, magia, fanatismo, fidelidad, amor, pena o dolor, el Betis se ha ido cincelando a lo largo ya de 104 años de historia.

De la cima a la sima, en Europa y en Utrera, para lo mejor y lo peor, la afición del Betis es única y el espíritu que emana de ese particularismo se ha convertido en el emblema más contundente de una entidad también única.



Rafael Chacón.

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