"No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de ellos contra el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos."

Hermann Hesse

Fotografía: Marta Linares


Es normal que se confundan, que se distraiga e incluso que no se llegue a entender. Es normal que las mentes más perversas intenten comparaciones odiosas y casi inimaginables (: bienaventurados los ignorantes). Es normal el daltonismo, la palabrería e incluso el desplante… Es normal la ceguera. Es normal que desde la televisión, o desde el plasma del bar todo quede con un aire onírico, desenfocado, casi irreal… Como un sueño mal recordado. Pero que poco a poco se irá haciendo cada vez más tangible, más real. Conforme te acercas al campo, al inconcluso templo de bendiciones verdiblancas, todo parece ir más deprisa. Como en un galope sostenido, que aporta ese extra que otros grandísimos equipos del mundo ya quisieran, si quiera rozar. Una afición como pocas en el mundo, una fé irremediable y anclada en el centro del pecho justo, traspasando el corazón… llegando a ese finísimo velo que guarda el alma... 11 gramos de alma guerrera, de lucha incesante, de descaro y desparpajo andaluz universal...

Hay algo más grande en el mundo que nacer bético??

Chesco Reyes

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martes, 1 de marzo de 2011

JORNADA 26 BETIS 2 - ALBACETE 0

El Betis pone fin a una racha de 5 derrotas consecutivas
ALGO MÁS QUE TRES PUNTOS
La estrategia permite volver  la senda del triunfo
El Betis se jugaba el domingo en el Villamarín algo más que tres puntos. Se trataba, como bien afirmó Pepe Mel, de volver a empezar. Las cinco derrotas anteriores debían de quedar atrás, sin embargo, eso es algo muy complicado de aparcar. Y eso se notó, sobre todo a medida que el partido transcurría y el ansiado gol no llegaba. Porque llevaba el Betis, sin contar el gol de Penalti ante el Elche, 5 partidos sin materializar un gol. Éste no llegó hasta el minuto 73, en jugada a balón parado. El gol de Roversio alivió a los jugadores que se quitaron un buen peso de encima, no por la actitud y por no haberlo intentado, sino porque ese gol puso punto y final a una de las dinámicas negativas más negras del la historia del club. Ahora toca invertir esa racha negativa. La primera piedra ya está puesta.
Durante los primeros minutos del partido se observó cómo se desarrollaría la totalidad el encuentro. El Betis era el dueño del balón y el que creaba el peligro, mientras el Albacete se limitaba a defenderse de las envestidas verdiblancas.  Las ganas de matar el partido pronto con el primer gol se reflejaba en la actitud del equipo, que dotaba de intensidad al juego, buscando crear peligro, sobre todo desde las bandas, con Pereira y sobre todo con Ezequiel. El canterano cuajó un gran partido, desde ambas bandas, pues comenzó por la derecha pero terminó por la izquierda. Estuvo muy participativo, encaró cuando tuvo la oportunidad y suministró multitud de centros a sus compañeros desde las bandas. La mejor versión de Ezequiel llegó en el momento oportuno. Tuvo Pereira una buena oportunidad de conseguir ese ansiado gol tempranero pero su disparo salió alto cuando lo que requería la acción era un toque sutil para buscar la vaselina. Comenzó el Betis incisivo, con un fútbol directo pero el transcurso del tiempo torno en precipitación el juego del equipo, sobre todo en alguna contra que se extinguió por ese ímpetu de los jugadores de Mel por terminar la jugada antes de tiempo. Al final de la primera mitad se llegó con una buena ocasión de Molina, pero su disparó ser marcó cruzado, bastante desviado de la portería de Navas.
El gol no llegó en los primeros 45 minutos y por cómo transcurrió la segunda mitad parecía que nunca iba a legar. Sobre todo debido a Navas. El guardameta del Albacete se erigió en el auténtico artífice de que los manchegos soñasen con arañar, al menos, un punto de Sevilla. El festival de paradas de Navas comenzó con un buen disparo de Iriney que el portero supo repeler desde abajo para evitar el gol. Sin embargo, hubo un paréntesis importante entre las paradas de Navas, que pudo cambiar el sino del partido y agravar aún más la racha negativa del Betis, pues el Albacete pudo adelantarse en el marcador tras un cabezazo que Roversio estrelló en el larguero de su propia portería. Esa acción fue lo más peligroso que los manchegos ofrecerían en todo lo que quedaba de  partido. Ezequiel volvió a medir los reflejos de Navas en un buen disparo de volea pero que quedó centrado. Pocos minutos después, Rubén cabeceó cruzado una falta lateral desde la derecha. EL tiempo se convirtió en otro enemigo de los béticos. Los jugadores volvían a caer en el error de la precipitación, sobre todo en jugadas simples de ejecutar. La mejoría bética se notó sobre todo por la entrada de Salva Sevilla en lugar de Pereira, que cuajó una actuación gris. El mediocentro cogió la manija del equipo y se erigió en el gran guía del juego del Betis. También ayudó y mucho la gran participación que Molina tuvo en la segunda mitad. En apenas 2 minutos tuvo el Betis dos grandes ocasiones de adelantarse por fin en el marcador. Molina controló de espaldas escorado a la izquierda dentro del área, aguató y se giró para servir un buen pase con el portero ya batido, pero un defensa se adelantó a Rubén. El Betis apretaba y el Albacete se ahogaba.
 Justo antes del gol, Navas repelió de nuevo a córner un potente disparo de Beñat. El gol estaba cerca y llegó de jugada de estrategia, de esas que apenas salen en los entrenamientos. Salva Sevilla mandó desde la esquina el balón al primer palo, donde Molina  prolongó perfecto de cabeza al segundo y palo. Roversio se encontró con esa gran asistencia y a puerta vacía pudo remachar a gol. Un gol que sirvió para tranquilizar a todos, jugadores y grada. Las piernas se relajaron y la cabeza volvió a mandar. La tranquilidad total llegó con el segundo gol, de nuevo desde el córner izquierda y desde la botas de Salva Sevilla. Esta vez, Jorge Molina cabeceó a puerta, adelantándose en el primer palo a la salida del portero Navas.
El partido y el rival eran idóneos para romper de un plumazo esa racha negativa que terminó por minar toda la renta y la distancia de puntos que antes poseían los verdiblancos. Cero puntos de quince, y sobre todo la imagen y la nula capacidad anotadora, eran un lastre demasiado grande no solo para el presente, sino para el futuro ascenso del equipo. El final de la racha se cortó de raíz. La patata caliente ronda ahora por Vallecas.
LO MEJOR: El resultado que pone fin a una mala racha de 5 derrotas consecutivas. Ezequiel, tanto desde la derecha como desde la izquierda. Salva Sevilla y Jorge Molina.
LO PEOR. La inseguridad y la precipitación que el equipo demostró en varias acciones a lo largo del partido.

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