"No digas de ningún sentimiento que es pequeño o indigno. No vivimos de otra cosa que de nuestros pobres, hermosos y magníficos sentimientos, y cada uno de ellos contra el que cometemos una injusticia es una estrella que apagamos."

Hermann Hesse

Fotografía: Marta Linares


Es normal que se confundan, que se distraiga e incluso que no se llegue a entender. Es normal que las mentes más perversas intenten comparaciones odiosas y casi inimaginables (: bienaventurados los ignorantes). Es normal el daltonismo, la palabrería e incluso el desplante… Es normal la ceguera. Es normal que desde la televisión, o desde el plasma del bar todo quede con un aire onírico, desenfocado, casi irreal… Como un sueño mal recordado. Pero que poco a poco se irá haciendo cada vez más tangible, más real. Conforme te acercas al campo, al inconcluso templo de bendiciones verdiblancas, todo parece ir más deprisa. Como en un galope sostenido, que aporta ese extra que otros grandísimos equipos del mundo ya quisieran, si quiera rozar. Una afición como pocas en el mundo, una fé irremediable y anclada en el centro del pecho justo, traspasando el corazón… llegando a ese finísimo velo que guarda el alma... 11 gramos de alma guerrera, de lucha incesante, de descaro y desparpajo andaluz universal...

Hay algo más grande en el mundo que nacer bético??

Chesco Reyes

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lunes, 11 de noviembre de 2013

BETIS 1 - 4 BARCELONA




CIERTA MEJORÍA, QUE NO IMPIDE LA PREVISIBLE DERROTA





Con el mejor delantero en casa por lesión, los peores números de la Primera división a cuestas y una defensa de circunstancias, resultaba complicado pensar en algo más que la derrota del Betis ante el Barcelona. Desde el punto de vista anímico, la derrota hace menos daño de lo que dice el marcador por la agradable propuesta de los verdiblancos en la primera media hora, cuando merecieron marcar un gol. Sin embargo, la distancia sideral que separa a un equipo y otro desniveló la balanza y la victoria se marchó a Barcelona.

Ganar hoy en día al Barcelona resulta tarea casi imposible, al menos para la mayoría de los mortales. Si encima has de afrontar 90 minutos ante Xavi, Messi, Neymar y compañía desde la posición de colista, la cosa adquiere tintes de tragedia. Para salir airoso hay una manual teórico de obligado cumplimiento; arrancar con intensidad desde el minuto uno, jugar al límite del reglamento, agobiar al contrario en cada salida de pelota y aprovechar alguna de las escasas ocasiones que te conceda la defensa rival. Todo eso lo hizo el Betis durante la primera media hora de partido a excepción de lo más importante en el mundo del fútbol: marcar.  
Las primeras intenciones béticas tenían mucho que ver con la forma. La gente pedía desde la grada tensión y ganas y los jugadores correspondieron con cierta presión y alguna carrera de Vadillo. El Barcelona daba, al menos en los primeros compases, cierta libertad a los verdiblancos y la estrategia parecía estar clara, buscar a Vadillo, superior en la mayoría de las carreras a Montoya, el inquilino del lateral zurdo. Las dos primeras llegadas con peligro fueron béticas y el equipo azulgrana no se mostraba del todo cómodo sobre el terreno de juego. Victor Valdés trabajó de verdad en un remate de Jorge Molina y sobre todo tras un cabezazo de Juan Carlos tras centro de Vadillo que casi se convierte en el primer gol del partido. Con Neymar enfadado por el marcaje al límite de Steinhöfer y Messi lesionado, la cosa no pintaba mal del todo para los verdiblancos llegados al ecuador de la primera parte. Un cabezazo de Neymar, atrapado por Sara fue la escasa tarjeta de visita que presentaba en ataque el Barcelona hasta que en apenas un par de minutos, Pedro y el jugador brasileño pisaron el área bética. El primero se encontró con Sara y el segundo con un balón que empujar a puerta vacia. El Betis acusó el golpe e instantes después Pedro, en gran jugada individual, se encargaba de poner el segundo en el marcador.
Los goles, como es lógico, dejaron tocado y casi hundidos a los béticos, tanto jugadores como aficionados. Inmediatamente todos pasaron a pensar en una avalancha del rival que, en forma de goleada, dejara a los de Mel más tocados de lo que están ahora. Sin embargola puesta en escena del Betis en la segunda parte resultó agradable. En vista de que el Barcelona no quería hacer más daño, Verdú y Nono se animaron a tirar a portería, rozando el gol el primero y estrellando su lanzamiento en el palo el segundo. Con los goles de Cesc, Mel y la mayoría de la gente empezó a pensaron en el derbi. Verdú y Juan Carlos se marcharon a la caseta y el público restó frialdad a los últimos minutos con sus gritos de ánimo a los jugadoresespecialmente cuando pìdieron a coro que Molina tirara el penalti.
Clara derrota que deja al Betis mucho más colista y con mucho que trabajar en las próximas dos semanas. El derbi ya está aquí.

www.alfinaldelapalmera.com

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