2 - 1
La crueldad se cebó ayer con el Betis, se cebó con Mel, que puede irse a la calle después de recibir dos goles en el descuento tras sendas remontadas y ayer, baño. Que puede salir del Betis porque un tipo le metió un gol desde 50 metros y otro de falta, anoche, cuando los verdiblancos parecían el Manchester United. Pero esto es fútbol, no justicia.
Creer. Capacidad para depositar nuestra confianza en lo que no se ve. Eso nos diferencia de los animales y eso le dio la victoria ayer a Osasuna por encima de un Betis esquizofrénico, que le perdió respeto a su indentidad y el fútbol en la primera parte, jugando con cinco defensas, y que en la segunda se dio la vuelta con los cambios necesarios, de sistema también. Para ganar, a Osasuna le bastaron dos balones parados, no tuvieron más peligro los rojillos. Un córner en la primera parte, una falta cuando ya no quedaba tiempo para nada más y todos pensaban que el empate sería una injusticia para el Betis. Qué decir lo que es la derrota, que puede dejar en la calle a Pepe Mel. Aunque a algunos nos siga pareciendo el mejor entrenador que puede tener este equipo.
Se desquicia el técnico madrileño, es normal. Le vuelven loco semanas como ésta, donde el club le ha tratado (tal vez sin darse cuenta) como un pim pam pum, sin medir lo que se decía en cada momento, como metiéndose en su labor de entrenador. Esos "cambios bruscos" que demandó Stosic sin tono pero sí con contenido que parece amenazante llegaron en Pamplona, donde Mel decidió salir con cinco defensas. Durante esos primeros 45 minutos parapetado, el Betis se mostró como un pingajo incapaz de llegar siquiera al área rival. Nunca le había pasado eso pero esta vez parecía lógico: además, porque en el once salió Matilla, más de subbuteo que de fútbol de verdad. Y sin Beñat, que cojo y con los galgos aullándole sale al campo y pone más sentido que ningún otro futbolista verdiblanco. Hara-Kiri de Mel con esa alineación. Qué triste el primer Betis en el infierno animado de Pamplona, defendiendo quizá mejor que nunca porque cinco atrás al menos da para que no te creen muchas ocasiones, pero perdiendo como casi siempre últimamente porque era lo lógico. Daba hasta grima ver al Betis con cinco defensas y efectivamente no funcionó, aunque Salva mandara una falta al palo en el único tiro bético entre los tres palos de la primera mitad.
Marcó Flaño, en un córner, en también casi el único remate con peligro de Osasuna de todo el partido, le puso sentido aunque no justicia al marcador. Osasuna pujaba, con el ex bético Cejudo tocando a rebato y los kilómetros de Puñal (ayer cumplió 351 partidos, el que más en Primera como rojillo) y Nekounam. Pero Raúl García no sabe de mediapunta, y si poco aportó en la primera parte el equipo loca, menos en la segunda, cuando Mel decidió cambiar a cuatro zagueros y meter a Rubén Castro y Beñat. Al vasco se le ha crucificado que no fuera aquel todocampista de principios de temporada, tal vez con injusticia, pero su salida ayer convirtió al equipo de Mel en un ciclón. Tocó la tecla el entrenador y el Betis se comió a Osasuna. Percutían Pereira, Santa Cruz, al que le sigue faltando reprís, y sobre todo el canario. Otro palo dio antes de que, después de muchos minutos merodeando el empate, logró igualar el encuentro.
Osasuna era un trapo y entonces, quedaban todavía 10 minutos, ningún apostante que no conozca la especial idiosincrasia de un club con trece barras en su escudo hubiera dado un euro por el equipo local pero el Betis se hizo Betis y se mató a sí mismo. Quedaba el pitido final, una tontísima falta al borde del área de Dorado, por cierto que el cordobés también había fallado en el marcaje del 1-0. Nekounam la metió en la escuadra, la que debía defender Casto. Novena derrota en 10 partidos, un punto de 30 para un Betis que, eso sí, no entra en descenso. Por eso cuesta más dinero echar a Mel. Hoy se decide pero, en virtud lo de visto, el madrileño no se merece un final tan cruel como el que vivió ayer su equipo.
as.com
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